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Leer a los clásicos en la Semana del Libro

08/05/2010

Este curso en 3º de la ESO hemos dedicado la sesión del Día del Libro a los clásicos de nuestra literatura. Invitamos padres y madres a volver a su adolescencia, a recordar las lecturas de los clásicos, las sensaciones que experimentaron y cómo estas páginas les ayudaron en su vida. Gracias a ellos vimos desfilar a los personajes de la Celestina, nos resultó más cercano mundo de la picaresca de la mano de Lázaro de Tormes, vivimos los amores de Garcilaso e Isabel Freyre, nos embargó de emoción la belleza de los amores místicos de San Juan de la Cruz y cómo no, rememoramos las mejores aventuras de nuestro Don Quijote. Pulsando en la imagen podemos acceder a un resumen de esta jornada.

Ha sido una jornada inolvidable para todos. Las aportaci0nes han sido  ricas y variadas, hemos sacado gran provecho y hemos disfrutado mucho. Nuestro agradecimiento por la generosidad  de todos los que han dejado sus quehaceres y obligaciones para compartir su amor por la lectura.

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¿Por qué hay que leer a los clásicos?

Rosa Navarro Durán:  Por muchísimas razones; pero para no convertir este espacio de charla en un discurso apasionado –y farragoso para el lector–, diré sólo un par de ellas: la primera es que nuestros clásicos son un auténtico tesoro heredado, son un legado cultural. Nadie duda de que lo son Las meninas y de que admirarlas es un privilegio, y creo que tampoco nadie cuestiona que Don Quijote y el Lazarillo son obras de arte maravillosas que dos escritores geniales escribieron para todos. Lo que sucede es que ni Las meninas son un tesoro si nadie las mira ni Don Quijote es una genial obra de arte si nadie la lee. Al mirar un cuadro excepcional, al leer un libro único, activamos la riqueza que nos han legado nuestros antepasados, le damos sentido y contribuimos a que exista.

En segundo lugar, nuestra indiferencia hacia ese patrimonio, nuestro desconocimiento de los clásicos no sólo nos priva de gozar de ese tesoro, sino también de compartir nuestro mundo de referencias. El episodio del Cid y el león, igual que la batalla contra los molinos de viento de don Quijote, o el arcón lleno de panes que mira como un “paraíso panal” un hambriento Lázaro tendrían que ser referencias cotidianas, conocidas por todo el mundo, como lo son el zapato de cristal de Cenicienta o la conversación de Caperucita con el lobo.

¿Qué obras clásicas no deberían faltar en las lecturas de un niño antes de cumplir los 15 años? ¿Y en la de un lector adulto?

R.N.D.: Todas aquellas que puedan adaptarse; cuantas más mejor porque la capacidad de asimilación del niño es enorme. Es evidente que La Celestina no puede contarse a los niños ni La Lozana Andaluza; pero les entusiasmará leer la adaptación del Quijote, del Lazarillo, del Cid, del Tirante el Blanco, de Platero y yo; pero también de algún libro de caballerías que estoy pensando adaptar y que espero descubrir a pequeños y a grandes. Y lo mismo puedo decir de un lector adulto medio, normal.

Entrevista a Rosa Navarro Durán

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  1. Dani V. permalink
    18/06/2010 11:16

    Esta clase me gustó bastante ya que los padres han explicado todo muy bien.

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